Antes de la revolución de las redes sociales, muchas tiendas seguían dependiendo de las ventas realizadas en instalaciones físicas y de su página web. Hoy en día contamos con recursos de bajo costo (y hasta gratuitos) para hacer publicidad en Internet y expandir la imagen digital. Pero, a pesar de ello, ninguna tienda en línea surgirá únicamente por ello.
El mundo del ecommerce no es necesariamente complejo, pero también amerita preparación y una estrategia bien definida. De lo contrario, el resultado podría ser una tienda en línea que no vende e inversiones perdidas. Lo bueno es que esto se puede evitar e incluso solucionar cuando pasa, pero para ello es necesario identificar las causas. Digiworks te explica las más probables.
No has definido tu público objetivo
Uno de los puntos más influyentes en el éxito de una ecommerce (basado en ventas) es la definición del público objetivo o target. No hacer esto es lo equivalente a vender un producto médico a quien busca ropa de oficina; es decir, el resultado es dirigir la publicidad a personas que probablemente no estén interesadas en adquirir el producto o servicio que ofrecemos.
Por lo tanto, para mejorar las ventas de tu tienda online es necesario definir bien el público objetivo; dicho de forma más simple, identificar esas personas o grupos que buscan precisamente lo que tu compañía ofrece. De este modo, la publicidad puede ser más efectiva y, por ende, generar más ventas e ingresos. Si no lo has hecho, es momento.
Estrategia de marketing deficiente
El punto anterior nos lleva a uno aún más importante: las fallas en la estrategia de marketing, si es que hay una en juego. Porque, aunque parezca increíble, a estas alturas muchos siguen creyendo que tener una tienda en línea consiste únicamente en crear una web para ello. Si bien es necesaria, herramientas como las redes sociales son muy útiles para expandir la imagen digital más allá de Google.
Pero construir una estrategia de marketing digital bien enfocada no es tarea simple, en especial cuando se desconoce el sector. En estos casos, conviene contratar a un especialista o una agencia que se encargue de diseñarla, o simplemente buscar asesoría o formación. De implementarse bien, los resultados pueden empezar a notarse incluso en poco tiempo.
Poca visibilidad en Internet
De hecho, la consecuencia de la falta de una estrategia de marketing digital es la escasa visibilidad en Internet. Y, como ya hemos indicado a lo largo del artículo, esta es una de las razones por las que una ecommerce no genera ventas. Aumentar la presencia digital no solo permite llegar al público objetivo, sino también a uno más extenso y aumentar las probabilidades de concretar ventas.
Web mal estructurada
Una ecommerce puede ofrecer uno o varios productos o servicios muy interesantes y con buena publicidad captar la atención de su target. Sin embargo, si al momento de buscar más información resulta muy difícil encontrarla incluso dentro del mismo sitio, el interés se perderá. He allí la importancia de no solo prestar atención a la estética, sino también a la configuración de los menús.
Lo ideal es que una web pueda proporcionar a sus visitantes una excelente experiencia; esto es básicamente información organizada, una interfaz intuitiva y carga rápida. Cumpliendo con ello, la ecommerce puede dejar una excelente impresión a sus visitantes, convertirlos en clientes e incluso fidelizarlos. De lo contrario, las despedidas serán muy comunes.
Proceso de compra difícil, largo o tedioso
Si hay algo que gusta a los clientes es que el proceso de compra sea sencillo, rápido y sin complicaciones. Esto es válido tanto para tiendas físicas como para ecommerce, por lo que el diseño de una web de ventas debe contemplar esto. Si el proceso se interrumpe, o está sujeto a errores o transmite una imagen poco profesional, muchos desistirán.
Fallas en algún paso del servicio
Ahora bien, si ninguno de los errores mencionados hasta ahora encaja con lo que podría estar pasando con tu ecommerce, hay otra razón. Puede que haya fallas en algún tramo del servicio lo suficientemente fuertes como para no fidelizar a los clientes. Por ejemplo, respuestas tardías, envíos muy costosos, productos defectuosos, de mala calidad, o atención al cliente nula, entre otras.